sábado, 29 de noviembre de 2008

miércoles, 26 de noviembre de 2008

 

 
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L’Étranger

–Di, hombre enigmático, ¿a quién amas tú más? ¿A tu padre, a tu madre, a tu hermana, a tu hermano?
–Yo no tengo ni padre, ni madre, ni hermana, ni hermano.
–¿A tus amigos?
–Os servís de una palabra cuyo sentido desconozco hasta hoy.
–¿A tu patria?
–Ignoro en qué latitud está situada.
–¿La belleza?
–La amaría con mucho gusto, diosa e inmortal.
–¿El oro?
–Lo odio, como vosotros odiáis a Dios.
–Entonces ¿qué es lo que amas, extraordinario extranjero?
–¡Amo las nubes…, las nubes que pasan... allá lejos... allá lejos… las maravillosas nubes!

Charles Baudelaire,
(Le Spleen de Paris, 1862).

martes, 25 de noviembre de 2008

 

 
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sábado, 22 de noviembre de 2008

 


Me dueles.
Mansamente, insoportablemente, me dueles.
Toma mi cabeza, córtame el cuello.
Nada queda de mí después de este amor.

Entre los escombros de mi alma búscame,
escúchame.
En algún sitio mi voz, sobreviviente, llama,
pide tu asombro,
tu iluminado silencio.

Atravesando muros, atmósferas, edades,
tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)
viene desde la muerte, desde antes
del primer día que despertara al mundo.

¡Qué claridad tu rostro, qué ternura
de luz ensimismada,
qué dibujo de miel sobre hojas de agua!

Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.
Soy como el hijo de tus ojos,
como una gota de tus ojos soy.
Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,
del suelo, de la sombra que pisas,
del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.
Levántame. Porque he caído de tus manos
y quiero vivir, vivir, vivir.
Jaime Sabines

 
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miércoles, 19 de noviembre de 2008



Si hubiera sospechado lo que se oye después de muerto, no me suicido.
Apenas se desvanece la musiquita que nos echó a perder los últimos momentos y cerramos los ojos para dormir la eternidad, empiezan las discusiones y las escenas de familia.
¡Qué desconocimiento de las formas! ¡Qué carencia absoluta de compostura! ¡Qué ignorancia de lo que es bien morir!
Ni un conventillo de calabreses malcasados, en plena catástrofe conyugal, daría una noción aproximada de las bataholas que se producen a cada instante.
Mientras algún vecino patalea dentro de su cajón, los de al lado se insultan como carreros, y al mismo tiempo que resuena un estruendo a mudanza, se oyen las carcajadas de los que habitan en la tumba de enfrente.
Cualquier cadáver se considera con el derecho de manifestar a gritos los deseos que había logrado reprimir durante toda su existencia de ciudadano, y no contento con enterarnos de sus mezquindades, de sus infamias, a los cinco minutos de hallarnos instalados en nuestro nicho, nos interioriza de lo que opinan sobre nosotros todos los habitantes del cementerio.
De nada sirve que nos tapemos las orejas. Los comentarios, las risitas irónicas, los cascotes que caen de no se sabe dónde, nos atormentan en tal forma los minutos del día y del insomnio, que nos dan ganas de suicidarnos nuevamente.
Aunque parezca mentira —esas humillaciones— ese continuo estruendo resulta mil veces preferible a los momentos de calma y de silencio.
Por lo común, éstos sobrevienen con una brusquedad de síncope. De pronto, sin el menor indicio, caemos en el vacío. Imposible asirse a alguna cosa, encontrar una asperosidad a que aferrarse. La caída no tiene término. El silencio hace sonar su diapasón. La atmósfera se rarifica cada vez más, y el menor ruidito: una uña, un cartílago que se cae, la falange de un dedo que se desprende, retumba, se amplifica, choca y rebota en los obstáculos que encuentra, se amalgama con todos los ecos que persisten; y cuando parece que ya se va a extinguir, y cerramos los ojos despacito para que no se oiga ni el roce de nuestros párpados, resuena un nuevo ruido que nos espanta el sueño para siempre.
¡Ah, si yo hubiera sabido que la muerte es un país donde no se puede vivir!
Oliverio Girondo

El texto de Oliverio Girondo lo extraje del blog de Gastón http://elombligorrabioso.spaces.live.com/
me pareció excelente...

martes, 18 de noviembre de 2008

 
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"Ah...si pudiera elegir mi paisaje
elegiría, robaría esta calle,
esta calle recién atardecida
en la que encarnizadamente revivo
y de la que sé con estricta nostalgia
el número y el nombre de sus setenta árboles."
de Elegir mi paisaje, de Mario Benedetti.

lunes, 17 de noviembre de 2008

domingo, 16 de noviembre de 2008

sábado, 15 de noviembre de 2008

Hay un deseo que pido siempre que pasa un tren...

 

Sigo con las letras de Calamaro...
Los que saben de Fotografía dirán que tiene el horizonte torcido...y tienen razón...pero me encantaaaaa!!!
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jueves, 13 de noviembre de 2008

Hay días para quedarse a mirar...





Así dice un tema de Calamaro...
Anoche ví nacer la luna, y sentí que era uno de esos días...

miércoles, 12 de noviembre de 2008

martes, 11 de noviembre de 2008

 
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La música, el mar y esa sensación caliente que se me va regando por dentro. El recuerdo, la ternura, la depresión y todas esas cosas que me van haciendo, que van dibujando las hebras de mi pelo en tu camisa, que van llegando a mis ojos, a mi boca, llenándome de nostalgia, de agua salada, de luna cortada en pedazos y envuelta en papel plateado, de tu nombre, del nombre que no existe, de lo que tenemos y lo que nos falta, de todo eso que tengo dentro, que me recorre y me da esa sensación caliente que te lleva y te trae.

Gioconda Belli

domingo, 9 de noviembre de 2008

Linda y fatal ll

 


"su sonrisa guarda un amor que asustaría a dios..."
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sábado, 8 de noviembre de 2008

El Río...

 
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"...Yo no sé
lo que dicen los cuadros ni los libros
(no todos los cuadros ni todos los libros,
sólo algunos),
pero sé lo que dicen
todos los ríos.
Tienen el mismo idioma que yo tengo..."
de El Río, de Pablo Neruda.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Anduve remontando nubes...








"Los que sueñan de día conocen muchas cosas que a los que sueñan de noche se les escapan..."
Edgar Allan Poe

lunes, 3 de noviembre de 2008

 
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"desde la cerradura de un candado sin llave,
desde la sangre azul de un crisantemo de tinta"

de Joaquín Sabina

domingo, 2 de noviembre de 2008

sábado, 1 de noviembre de 2008

 
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No me hables, si quieres, no me toques,
no me conozcas más, yo ya no existo.
Yo soy sólo la vida que te acosa
y tú eres la muerte que resisto.

Jaime Sabines